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Lo que el fuego se llevó

EL ANTES Y EL DESPUÉS DEL ATAQUE DEL FUEGO A UN CASTAÑO CENTENARIO

En el incendio de 2014 se calcinaron 50 hectáreas de la Zona de Especial Protección de Aves de Calamocarro-Benzú, con la fortuna de que varios ejemplares de Quejigo andaluz, árboles bicentenarios únicos en Ceuta, escaparon de las llamas por unas escasas decenas de metros.

En este incendio de 2019 se han calcinado 60 hectáreas en una zona colindante con la anterior,  en este caso un chopo y unos laureles, centenarios también, han estado a tan sólo escasos metros de sucumbir ante las llamas. Un ejemplar de pino de 200 años no ha tenido tanta suerte, parte de sus raíces que  tenía al aire por causa de la erosión y algunas de sus ramas han sido afectadas, habrá que esperar su evolución en los próximos días.

Más infortunio  han sufrido unos castaños,  castaños longevos de  hasta 400 años de edad  y 16 m. de altura, unas verdaderas joyas botánicas de nuestro patrimonio natural que ya en 1860, el ingeniero de montes e ilustre botánico Máximo Laguna, se refiere a ellos y recoge la leyenda popular de que el más robusto de todos habría servido de improvisado refugio a los musulmanes expulsados de Granada en 1492. El más robusto de todos precisamente, junto con otros del mismo rodal, han sido  consumidos por las llamas en esta catástrofe ecológica, y el resto han sido afectados parcialmente y habrá que esperar también su evolución en los próximos días, si siguen con nosotros o tendremos que lamentar su pérdida para siempre.

En este incendio, al igual que en otros que lo han precedido, se ha visto afectada una ingente cantidad de especies arbóreas como pinos, eucaliptos, acebuches, majuelos, algarrobos, madroños…y diverso matorral como hérguen, lentisco, jaras, escobón blanco, palmito, mirto, aulaga, tojo,  brezo… y con ellos se ha ido el hábitat de otra no menos ingente cantidad de especies de mamíferos, aves, reptiles, insectos…

La particularidad de estos castaños, del pino, del chopo, de los quejigos y de los laureles citados al principio es que formaban parte de proyecto “enArbolar, Grandes Árboles para la vida”, un proyecto LIFE+ de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, inventario en el que estaban integrados desde 2014,  por la colaboraron prestada por el grupo local SEO-Ceuta y la Sociedad de Estudios ornitológicos de Ceuta, un conjunto de 12 árboles singulares de la ciudad del que, desgraciadamente, habrá que apear a algunos, eran los seres vivos más antiguos de Ceuta, habían logrado la hazaña de sobrevivir a varias generaciones, pero no a la nuestra que es demasiado demoledora, para las venideras serán leyenda.

Así quedó otro de los castaños centenarios: