
Por José Manuel Pérez Rivera, publicado en el diario digital El Faro de Ceuta el 11 de febrero de 2025
Foto: El Faro de Ceuta
Hace unos días acudió a mi memoria la figura de mi apreciado amigo Simón Chamorro. Lo comenté con Silvia, mi mujer, por si sabía algo de él. Algo me decía que el final de su vida se acercaba y, por desgracia, mi presagio se ha cumplido. Cuando alguien fallece emergen a nuestra mente los recuerdos que atesoramos de esa persona que acaba de dejarnos. Mi primera imagen de Simón es la de un encuentro en la sede del Instituto de Estudios Ceutíes en la que me propuso formar parte de tan prestigiosa institución académica de nuestra ciudad. No hacía mucho tiempo desde mi regreso a Ceuta tras completar mis estudios universitarios en Granada. Darío Bernal y yo estábamos codirigiendo nuestra primera excavación arqueológica en nuestra querida tierra y ambos entramos juntos en el IEC. También fue Simón quien me presentó a mi amigo del alma, Óscar Ocaña, otro de sus fichajes para el Instituto de Estudios Ceutíes. Su apuesta por la juventud era muy decidida, una dimensión de Simón estrechamente vinculada a su labor docente. Yo no tuve la suerte de ser alumno suyo, pero quienes lo han sido describen a Simón como un profesor serio en el rictus, pero con una capacidad increíble de transmitir la pasión por la investigación científica. Como bien me ha comentado su cuñado y estimado amigo Pepe Torrado, Simón era un hombre del renacimiento por la diversidad de las temáticas que dominaba y su amplísima cultura.
Su apuesta personal por mí se tradujo en contar conmigo como vocal de publicaciones en su primera etapa como director del IEC y en su entusiasta apoyo a la propuesta que le hicimos Óscar y yo de organizar unas Jornadas del Mar. Compartimos muchas sesiones de trabajo de la Junta Rectora del IEC y le acompañé en multitud de ocasiones a reuniones con responsables de la Ciudad Autónoma de Ceuta. Recuerdo, en especial, una reunión en la Universidad de Tetuán con profesores de la facultad de humanidades. Para sorpresa e indignación de nuestros amigos tetuaníes alguien se asomó a la sala donde se celebró el encuentro para tomar fotografías de los que allí nos dimos cita. Simón en ningún momento perdió la compostura, pues conocía muy bien las peculiaridades de nuestros vecinos.
«Simón era, sobre todo, una buena persona»
Compartí con Simón y otros compañeros del IEC, como Luciano Alcalá, Manolo Cámara o Francisco Herrera, los modestos inicios de la etapa de refundación y crecimiento del IEC. Simón y su equipo pusieron las bases del actual IEC que han enriquecido con sus valiosas aportaciones los compañeros que le han sucedido en la dirección del IEC: Rocío Valriberas y José Antonio Alarcón. Sin la dedicación de Simón y su empeño en consolidar los cimientos del IEC no contaríamos con la sólida institución que es hoy en día.